Benjamín Calle nació en Yarumal (Antioquia), en 1869. Su padre fue comerciante, con un almacén en el marco de la plaza de Yarumal. Tuvo siete hermanos. En 1889 estudió fotografía con Gonzalo Gaviria y luego con Emiliano Mejía Restrepo, fotógrafo y pintor. Ese mismo año abrió su estudio fotográfico en Yarumal con su hermano Eduardo, donde trabajó hasta 1897.
En 1903, luego de participar en la Guerra de los Mil Días, se estableció en la carrera Alhambra, y después en la calle del Carretero, hoy Carabobo, que para entonces era el epicentro comercial y residencial de Medellín. Benjamín de la Calle había aprendido de su maestro Emiliano Mejía el sentido riguroso del oficio, sabía la diferencia entre la pintura y la fotografía, demostró interés en los avances técnicos de la fotografía, consiguió la primera cámara panorámica, telones, muebles y decorados traídos de Europa.
Los retratos de Benjamín de la Calle, los cuales fueron el gran volumen de sus negativos, son retratos de cuerpo entero, hablan por sí solos, al personalizar la mirada de cada uno de los retratados. Su fuerte fue el retrato verdaderamente popular, no tuvo pretensiones de ser artista, tomó su trabajo desprevenidamente. Sus retratos son todo un viaje por las costumbres, la moda, las razas, la simbología de la ascensión social. Se retrataron notables en su estudio, como Alejandro Echavarría y Coriolano Amador; pero también encontramos el campesino descalzo y ocasionalmente disimulado por una piel que se tendía a los pies del personaje retratado.
Para Benjamín de la Calle era un deleite el retrato, hasta él mismo gozaba autorretratándose. Es así como lo encontramos en diferentes épocas de su vida, vestido con bombín o cubilete, guantes de cabritilla, abrigo colgado del brazo o sentado en una silla y con su brazo izquierdo sobre la pierna de su compañero.
A Benjamín de la Calle se le puede considerar uno de los testigos más valiosos de principios del siglo veinte, no sólo porque registró la imagen de muchos habitantes de Medellín y Antioquia sino la vida social y comercial. Salió a la calle y fotografió la ciudad en sus fechas importantes y conmemoraciones masivas. Fotografió edificios importantes y humildes viviendas, eventos como el incendio del Parque Berrío, la inauguración del tranvía, estaciones del ferrocarril como la de Santiago, el último fusilado sobre el puente Guayaquil, los homenajes a Rafael Uribe Uribe, la llegada del biplano del señor Smith, las reuniones de comerciantes y diplomáticos, las manifestaciones políticas en el Parque Berrío, los espectáculos en el Circo España, los carros alegóricos, las procesiones religiosas en el Parque de Bolívar entre otras.
Don Benjamín de la Calle murió en su estudio que también sirvió de vivienda, el 28 de marzo, un martes santo de 1934. De la trayectoria de Benjamín de la Calle se conoce poco, sus vivencias personales desordenadas para la sociedad de entonces, quiso mantenerlas casi ocultas a los ojos de sus paisanos . Hoy en día se le reconoce como uno de los grandes de la fotografía en Antioquia y en Colombia.
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